El conjunto de personas que conforman nuestra juventud atraviesa una problemática con respecto al mundo laboral y personal. Una vez hecho todo lo que el Estado nos exigía (titulación, especialización…), ahora nos encontramos con la problemática de que el Estado no puede dar salida a tantos puestos cualificados, por lo que los jóvenes se ven en la obligación de trabajar en puestos inferiores a su cuantificación, o peor aun, tener que emigrar a países donde requieran mano de obra cualificada, este movimiento social se le conoce como fuga de cerebros.

La fuga de cerebros tiene aspectos negativos y positivos. Los aspectos negativos recaen sobre el país, ya que una salida masiva de personas tituladas hacia el exterior trae consecuencias negativas a la economía interna. Lo invertido en las titulaciones quedará en manos de un país exterior y además las personas cualificadas son uno de los recursos que posee un país para poder salir de un estado de crisis económico, por lo que se hace necesario gente especializada que desarrollen la ciencia, tecnología, medicina…

Los aspectos positivos de la fuga de cerebros recaerán solo y exclusivamente en la persona que decide emigrar y solo si realmente consigue lo que buscaba o le prometían. Es ahí donde el emigrante cualificado obtendrá de su experiencia aspectos positivos en materia de empleo, además de la oportunidad de aprender idiomas y experiencias nuevas.

Para que esto no suceda el Estado tendría que tener la capacidad suficiente para que cada persona que termine sus estudios encuentren un puesto similar a lo que han estudiado durante gran parte de su vida. El país tiene que proteger, e intentar que quede dentro de nuestro territorio, a esas personas que de alguna manera pueden hacer de España un país nuevo y renovado.

Carlos Figueroa. Licenciado en Sociología por la ULL.

FUGA DE CEREBRO