EL PROBLEMA DE LA HOMOFOBIA

A veces no hay nada más claro que un gráfico.

Para empezar, podemos ver como el matrimonio sólo es legal en siete países: Holanda, Bélgica, Canadá, España, Noruega, Suecia y Sudáfrica, mientras que en Estados Unidos existen cuatro estados que permiten los matrimonios: Connecticut, Iowa, Massachusetts y Vermont –en Washington DC y New Hampshire la ley entrará en vigor en 2010-.

También es apabullante la gran cantidad de marrones que pueblan el mapa, sobre todo en África y Oriente Medio, dónde la homosexualidad sigue estando penada, en algunos países incluso con la muerte. No sé cuando terminará de verse la homosexualidad como un pecado o inclusive como un delito. Hay personas y países que condenan como tal la preferencia sexual de las personas, por ir en contra de su moral o sus creencias.

¿Tan difícil resulta asimilarlo? La gran tarea parece estar en los países más radicales, pero dudo mucho que algo se pueda hacer en ese sentido, si incluso países tachados como liberales siguen poniendo escollos a esta situación. ¿Hasta cuando?

Para las asociaciones que defienden los derechos de la comunidad gay, más de 25% de ellos ha sufrido burlas o agresiones físicas, el 70% aseguró que su condición sexual avergonzaba a su familia, lo que generó que el 29% se alejara de sus seres queridos; mientras que quienes han tenido que ocultar su homosexualidad asciende al 64% y más del 20% ha tenido problema con la policía.

¿Cómo terminar entonces con un gran problema como la homofobia? De la manera contraria a lo que la mayor parte de la gente cree. No con grandes soluciones sin con pequeñas soluciones. Con miles, cientos de miles, millones de pequeñas soluciones que terminen con cada uno de esos miles, cientos millones de pequeñas ramificaciones de los grandes problemas. Los grandes problemas hay que secarlos de raíz.

Y ahí es donde entras tú. No hay ninguna organización capaz de dar millones de pequeñas soluciones. Pero la gente sí puede, tú puedes. Tú puedes denunciar, luchar y terminar con injusticias concretas. Tu puedes parar una conversación y decir que ese comentario es homófobo. Tu puedes ir a hablar con esos amigos gays que han decidido callarse cuando les han denegado la inscripción y luchar por ellos, tú puedes enfrentarte al homófobo que insulta, tú eres la única persona que puedes terminar con el sufrimiento de un chaval que se ahoga por el mero hecho de que le gustan las personas de su mismo sexo.